He pasado la tarde viendo Camino, de Javier Fesser. La compré el otro día en la FNAC.
Me ha conmovido, como me conmueven las historias francas, contadas desde el corazón. Habrá algunos que la tachen de alegato contra el Opus, incluso contra el catolicismo en su conjunto. Allá cada cual.
Para mí es la historia de un tránsito, de una pérdida. De unos personajes que se enfrentan a lo que les cae con las únicas herramientas que les han inculcado. Erróneas, probablemente, pero las suyas, al fin y al cabo.
Al margen de la protagonista -Nerea Camacho-, y de su madre ficticia -Carme Elias-, ambas sublimes, el personaje que más me ha impactado es el del padre, encarnado por Mariano Venancio, un actor a quien sólo conocía por su papel de superintendente Vicente en la desigual La gran aventura de Mortadelo y Filemón, también de Fesser.
Faltarían premios para darle a Venancio, menuda interpretación. Tan frágil y tan desamparado en ciertas circunstancias como todos los que carecemos de fe religiosa. Tu hija es tan buena que Dios te la quita porque en el cielo hace más falta que aquí. Toma ya.
Llevaba unos días queriendo tocar este tema de la fe, después de leer los espacios de algunos comentaristas -gracias, una vez más- de este humilde libelo. Yo, la verdad es que no creo en nada. Como al padre de Camino, a mí también se me ha muerto un ser querido en las narices sin siquiera darme tiempo a asimilarlo. Que también, por cierto, debía hacer más falta allí que aquí.
En casos como éstos, los creyentes tienen, al menos, algo a lo que agarrarse. Nosotros no. Y mira que nos gustaría, pero nada.
A mí, mi experiencia acabó de laminarme los últimos resquicios de religiosidad que me quedaban, herencia de mi abuela, la pobre, si ella supiera. De pequeño, se denonaba en enseñarme a presinarme -nunca aprendió a pronunciarlo-, pero yo, ni a la de tres, me hacía un lío con tanta cruz. Consiguió, no obstante, que creyera en el Dios cristiano, y así lo hice durante años. La primera vez que me la pelé creí que me iba derechito al infierno. Al día siguiente reincidí, de todos modos. Y varias veces.
Yo, en la vida diaria soy bastante apriorista. Apresurado, que diría mi mujer. Muchas veces hablo más de la cuenta. Quizá escribiendo haga lo mismo: las emociones me cortocircuitan lo demás. Es por ello que, posiblemente, quien es religioso podría darme miles de razones la mar de trabajadas en relación a la existencia de Dios. Sería incapaz no ya de creérmelas, sino siquiera de procesarlas.
Me cuesta, incluso, concebir que en los tiempos en que estamos, la religión siga existiendo, al menos en los países occidentales. Que no me puedo meter en la sesera que un niño se muera porque Dios lo quiere, ni que un avión se caiga por la misma razón. Aún más me enervan los muertos en nombre de la fe. Su mera existencia niega, a mis ojos, la de esos dioses cuya voluntad padecen.
Pero yo, ya lo digo, soy un obtuso. Que no tengo remedio, vaya.
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Lúcida reflexión, para nada apresurada te lo aseguro.
"Camino" me pareció un precioso poema de vida. A Fesser le han acusado de sensacionalista y manipulador precisamente los defensores de la fe que utilizan la manipulación para atar a sus menguates fieles. Nunca creí en nada, y no creo que el creer hubiese hecho más fácil la pérdida de las dos personas más importantes de mi vida, ambos de modo traumático. La crisis en la que me sumí por entonces y que ha durado hasta hace muy poco tiene poco de mística y mucho de humana. Nunca odiaré tanto una frase como la que me dijo el cura que ofició su funeral: "Ahora está en un lugar mejor". No imagino un lugar mejor para ella que al lado de sus hijos.
Si alguien te intenta dar razones para creer, desconfía inmediatamente.
La Fe no pertenece al ámbito de la Razón y no puede ser explicada por ésta.
Añado que Dios no quiere que se mueran niños ni que caigan aviones. Pero la enfermedad y los accidentes simplemente existen. Es ley de vida. :(
También existe la primera vez que te enamoras, el abrazo de amistad, la música barroca, las cenas con los amigos, las vacunas, el chocolate, Franco Battiato y los viajes espaciales. :D
Sobre la película: técnicamente genial. Y hasta aquí puedo leer!
Lo de los países occidentales tienes que desarrollarlo.
Hummm también he visto Camino hace poco y he pensado mucho sobre ella. Tampoco me parece un alegato contra el Opus, ni siquiera una caricatura. Debe fastidiarles verse retratados. A mí me dio mucha pena la hermana, que vivía una vida que no había elegido y a la que fue conducida sin posibilidad de retorno. En gral las interpretaciones están estupendas, Carmen Elías soberbia, un Goya muy merecido.
Un abrazo.
*Álex, tienes toda la razón, poco puedo añadir a tus palabras. Las pérdidas que comentas las había intuido leyendo tu blog, donde las tratas con extrema elegancia. El mejor homenaje a los ausentes es hablar de ellos con la devoción que tu lo haces. Bravo por ti.
*Pablo, es cierto, esas cosas existen. Pero si existen, deduzco que son voluntad de Dios. ¿Cómo puede el mal ser voluntad de Dios? Llámame simplón.
Y respecto a los países occidentales, lo digo en el sentido que la religión, dicho sea del modo más respetuoso, no es más que una creencia o superstición incompatible con el devenir de los tiempos, al menos en sociedades avanzadas económica y socialmente. A mis ojos, claro.
*Capri, lo del Opus me ha puesto los vellos de punta. He oído opiniones muy divergentes sobre "La Obra", pero en general, no demasiado edificantes. Paso página porque no domino el tema.
Y es cierto, la Elias está que se sale. Como siempre, por otra parte.
Abrazo devuelto :)
Soy de la opinión que la diferencia entre un creyente y un no creyente salvo caso muy muy muy excepcionales es la inconsciencia del no creyente en lo que cree.
El film del que habla no lo he visto.
Entonces, Tumbaíto, defiendes que todos, en el fondo, somos creyentes...interesante reflexión.
Se suele vender que somos "creativos" en relación con nuestras creencias, pero es un dislate de analfabetos que de no saber de dónde procede lo que creen se sacan que son creativos.
Todavía no he visto la película y le tengo muchas ganas, la verdad. Algunos la tachan de demoníaca, era de esperar.
En Semana Santa se suicidó uno de mis mejores amigos, tuve que escuchar que se lo había llevado dios. No señores, se fué por voluntad propia y porqué le dió la gana.
Bravo por este post, de verdad, no me cansaré de repetir que la única iglesia que ilumina es la que arde. Besos.
A mí muchas veces me gustaría creer en algo. Pero no me sale.
PS: No te dejes liar por los cantos de sirena de Tumbaíto.
*Tumbaíto, comparto parcialmente tu apreciación, pero me niego a pensar que estamos tan teledigiridos. Eso espero, vamos.
*Eva, mis condolencias por lo de tu amigo. Es cierto, quien se va, lo hace porque quiere. Hasta para eso defiendo la libertad.
*No a todo, coincidimos nuevamente -empiezo a inquietarme xD-. Dejemos a Tumbaíto cantar, y luego ya veremos :)