Parece mentira, pero entre tanta baladronada, los titulares de los diarios dejan a veces espacio para la coherencia. Es así que hoy he leído en El Periódico unas declaraciones de Imanol Arias, el celebérrimo Antonio Alcántara de Cuéntame cómo pasó, en las que deja claro que, si TVE retira la publicidad de su programación, él deja la serie.
Y es que Arias, con buen criterio y mayor elegancia, aduce que sus elevados emolumentos poco tendrían que justificarse si, retirado el maná de los spots, el ente público se financiara exclusivamente a través de los Presupuestos Generales del Estado. No quiere que ninguna lengua de doble filo le acuse de esquilmarnos a cuenta de nuestros impuestos. Pues bravo por él.
Habrá que estar a la expectativa de los acontecimientos, pero, de momento, me ha gustado Arias. En un país en que las tetas -rebosantes, en este caso- no se sueltan ni con aceite hirviendo, sus palabras reconfortan.
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Retirar la publicidad de TVE me parece una burrada descomunal destinada a complacer a unos pocos. Por otra parte, y aunque no veo casi televisión, ver películas sin anuncios es un caramelo irrechazable.
Pues yo, Álex, estoy más que a favor de que desaparezcan los anuncios de TVE. Creo que una televisión pública puede ser infinitamente más barata de lo que es actualmente, y, si de paso, se aumenta la programación cultural -igualmente barata: por lo que te cobra la Esteban se hacen varios "Estudio 1"-, miel sobre hojuelas.
Para la lucha por las audiencias y la televíscera -de la que soy devoto seguidor- que queden las privadas, que para eso están.