Fideuà vegetal

Posted by : Le poinçonneur | 28 feb 2009 | Published in


Es perpetua intención de este panfleto el contribuir al bienestar de sus aún escasos lectores. Máxime en estos tiempos de vacas anoréxicas, qué mejor que ilustrar al convecino con ejemplos de optimización alimentaria, aprovechando nuestras escasas viandas para la confección de platos tan apetitosos como económicos.

Inaugurando esta sección gastronómica, propongo hoy una fideuà vegetal la mar de agradecida, para la que se necesitarán los siguientes ingredientes:

-1 paquete de 500 gr de fideos gruesos.
-1 pimiento mediano.
-2 tomates.
-2 cebollas.
-1 l de caldo de pollo (de brik, en mi caso).
-Aceite de oliva.
-Sal.
-Pimienta.
-Colorante alimentario.
-Tabasco.

En una cazuela antiadherente de unos 30 cm de diámetro echaremos un chorrito de aceite de oliva, que pondremos a calentar. Una vez que haya cogido temperatura, ponemos el pimiento hecho daditos a reblandecer. Incluir sal al gusto. Cuando esté a medio pochar, añadimos la cebolla picada y vamos sofriendo a fuego medio. Con la cebolla transparente, echamos el tomate -también picado-, y, revolviendo de vez en cuando con una cuchara de palo, esperamos a que se termine de hacer el sofrito.

A continuación, se vierten los fideos crudos, que mezclaremos con el sofrito, dejándolos coger sabor durante un par de minutos. Acto seguido, incorporaremos el caldo, poco a poco, moviendo el conjunto con la cuchara. Rectificamos de sal y lo llevamos a ebullición. Una vez hierva, bajamos el fuego, añadimos una cucharadita de colorante alimentario, una pizca de pimienta y unas gotas de tabasco. Esperamos a que se consuma la mayor parte del líquido, agitando de vez en cuando la cazuela para evitar que se pegue.
Finalizada la cocción, reservamos y cubrimos la fideuà con un paño de cocina, dejándola reposar unos minutos antes de servir. Podrán comer cuatro comensales y aún sobrará para un par de tupper.

Bon appétit.

Cacerías

Posted by : Le poinçonneur | 25 feb 2009 | Published in

Si yo fuera un opinador autorizado, opinaría sobre la querella que el PP acaba de presentar contra el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, por su posible prevaricación en las causas que instruye acerca de la presunta corrupción de algunos destacados miembros del partido.

Si yo fuera un disertador de renombre, disertaría sobre la vehemencia con que los medios afines a la derecha más ramplona acusan a Garzón de imparcialidad en sus actuaciones contra los populares.

Si yo fuera un maliciador profesional, maliciaría sobre los vítores de esos mismos voceros cuando, recién salido del último Gobierno de Felipe González, un Garzón desembridado se constituyó en azote de socialistas a través de sus actuaciones en sumarios relativos al caso GAL.

Si fuera, en suma, un agitador de masas, llegaría a aventar la desfachatez con que algunos -demasiados- postulan una concepción prêt-à-porter de la judicatura, en base a la cual, el magistrado que tan bien sentaba una temporada puede volverse áspero y démodé a la siguiente, sin cambiar de nombre ni de despacho.

Souvenir

Posted by : Le poinçonneur | 24 feb 2009 | Published in

De homenaje

Posted by : Le poinçonneur | 23 feb 2009 | Published in

Repasando a vuela pluma el contenido de este libelo con ocasión de su primer cumpleaños, me doy cuenta de que mi pasión por el sexo femenino, lejos de remitir, sigue incrementándose, como no podía ser de otro modo. Hace un par de semanas, La noche temática ofreció Searching for Debra Winger, un estupendo documental de Rosanna Arquette sobre las actrices maduras, ésas que, para muchos, se vuelven transparentes en cuanto empiezan a flirtear con la cuarentena. Desfilaron nombres como los de Jane Fonda, Sharon Stone, Michelle Pfeiffer, Charlotte Rampling o Diane Lane, a cual más subyugante. Quiero hoy, sin embargo, recordar a una star que no aparecía en el trabajo de la Arquette, pero que simboliza una de las filias que preside mi existencia desde tiempos inmemoriales. Y es que siempre he querido ser, al menos una vez en la vida, un trasunto del personaje de Dustin Hoffman en El graduado, para que una dama como Anne Bancroft pudiera hacer conmigo lo que quisiera. Mientras que el inexperto Hoffman, en la película, se quedaba con Katharine Ross, la insulsa hija de Mrs Robinson, yo, sin dudarlo, hubiera escogido a la madre, tan malvada, caprichosa y magnética como sólo une femme à quarante ans puede ser sin perder la compostura. Desde aquí, mi homenaje a la Bancroft, una de las mayores delicias que ha visto nuestra civilización.

Le disciple du Gainsbarre, 27-12-2007.

Flores de interior

Posted by : Le poinçonneur | 22 feb 2009 | Published in

Maruja

Posted by : Le poinçonneur | 21 feb 2009 | Published in

Andaba ya hace tiempo dando vueltas a la idea de reiniciar mi trayectoria panfletera, después de unos pinitos -Le disciple du Gainsbarre- aparentemente bien recibidos por público y crítica. A ello me pongo.

Resulta difícil sintetizar en pocas líneas el ánimo que me invita a sumergirme de nuevo en este strip-tease emocional que todo cuadernillo digital supone, por más que, como casi todos, yo, relamido, pretenda no mostrar de mí más que una pequeña parte. Al final, uno termina enseñando lo que no puede -ni quiere, ni debe- esconder, de ahí quizá el germen de la escritura. No ha de ser de otro modo.

No quisiera sentar erróneos precedentes: que nadie espere de mí una introspección excesiva en este nuevo formato. Ni soy particularmente profundo, ni poseo las herramientas para ello. A lo más que aspiro es a dejarme llevar en pos de un afán expresivo que, en mi modestia, cultivo y necesito.

Consciente como soy de mis más que evidentes limitaciones en los campos técnico y estilístico, no puedo más que referirme a la entrevista que la gran Maruja Torres concedió a El Periódico hace un par de meses, a propósito de la aparición de Esperadme en el cielo, su último libro, homenaje a los difuntos Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán. Cuando no eres genial, has de ser entretenido, sentencia una vivida Torres, aludiéndose con humildad a sí misma, en contraposición a sus reputados colegas.

Cuando no eres genial, has de ser entretenido. Palabras que llevan semanas restallando en mi cerebro, y son, en suma, el génesis de este poinçonneur des Lilas que hoy arranco. Estoy, ciertamente, a años luz de ser genial, pero me dejaré los dedos intentando, al menos, entretener a quien por aquí pase. Pongo por testigo al Dios en quien no creo.

Bienvenidos. Están ustedes en su casa.