A fecha de hoy, el asesinato ejercido con el pensamiento no es delito. El día que la cosa cambie, no tardaré en escribir estas páginas desde la cárcel. Tal es lo que, siquiera fugazmente, me pasa por la cabeza cada vez que, tras usarlo mi mujer, trato de arrancar mi coche y encuentro el depósito, otrora rebosante, seco cual arenque.
A la próxima, echo lejía en sus margaritas.
Palabra.
Palabra.
Tranquilo. En ese mundo de Minority Report te desprograman y en paz.
En realidad estoy resignado.
Pero lo de las margaritas va en serio xD
Quejica.
Arpía.