Envidias

Posted by : Le poinçonneur | 17 may 2009 | Published in

Al contrario que muchos, a mí no se me caen los anillos por reconocer que un hombre es guapo. Y si por ello parezco maricón -que así me lo han dicho: ladran, luego cabalgamos-, pues alabado sea Dios. Desde siempre, he tenido unos cuantos iconos de perfección masculina a los que no deseo -malpensados-, pero sí admiro con frenesí.

Más que admirarlos, los envidio. Los odio casi. Newman, Redford, Brando, o, ya en un plano más moderno, Law o Clooney. Tan asquerosamente bellos que cada vez que me miro en un espejo acabo cagándome en el azar cósmico y en todo lo que se menea por ser un tipo del montón. Y eso siendo generoso.

Ahora, Alain Delon, para terminar de hundirme, presta una foto suya de los años sesenta para promocionar Eau sauvage, el famoso perfume de Christian Dior. Estoy por comprarme unos cuantos litros a ver si me cae algo de la donosura del divo.

Mas tal empeño, además de fútil, sería oneroso. Y no están los tiempos como para tirar el dinero.

Mísero de mí, infelice, que mataría por derretir a las masas de puro atractivo subiéndome de smoking a un Aston Martin con Carole Bouquet para llevarla a cenar al Jules Verne. Por poner un ejemplo.

Que Chiara Mastroianni también me valdría.

Maldición.

(2) Comments

  1. Catalina

    Ya sé de dónde salió el gesto del chico Martini.
    Insisto, el gesto sólo. Porque a mi nunca me gustó áquel gafotas.

    18 de mayo de 2009, 20:55
  2. Le poinçonneur said...

    Hombre, en realidad, Delon, en la foto original, llevaba un cigarro, de ahí el espacio entre índice y corazón. Pero lo políticamente correcto...

    Cualquier comparación, empero, entre le beau officiel y el hortera del Martini es, además de alocada, profundamente injusta.

    18 de mayo de 2009, 21:28