Dentro de unas semanas, mi tío Manuel cumple los 83.
No se ha quitado el bigote desde que hizo la mili. Con él, deviene un híbrido entre David Niven y el padre de Julio Iglesias.
Llegó a Barcelona soltero, aún reciente la posguerra. Trabajó en lo que encontró. Según me cuenta, -a lo que dice hay que concederle un 50% de credibilidad-, se recorrió todas las casas de putas del Barrio Chino. El polvo salía a duro. Al final, acabó intimando con una gallega. La que es hoy mi tía, mientras tanto, lo esperaba en su pueblo andaluz bordando el vestido de novia.
De pequeño, me enseñó a tirarme pedos de la manera más sonora posible. No le importaba que mi abuela -su suegra- estuviera presente.
Es capaz de comerse guindillas picantísimas sin echar una sola lágrima. La leche, sin embargo, le sienta como un tiro desde que lo operaron de una úlcera, poco antes de nacer yo.
No tiene inconveniente en bajarse los pantalones en una reunión familiar si lo juzga menester. He sido testigo de ello en varias ocasiones.
Ya jubilado, le dio por ir solo a la playa nudista. Siempre negó que fuera a hacer de mirón.
Echa sal a las naranjas.
Se sacó el carnet yendo para cincuentón. Tuvo un 127 verde hierba hasta el 86, en que lo cambió por un Opel Corsa blanco que dio de baja el año pasado, según él, en estado impecable. El coche, en realidad, se caía a pedazos. Aunque su modo de conducir me recordaba a Los autos locos, jamás tuvo un accidente. Tampoco pinchó una rueda.
Pasa las tardes tumbado en el sofá viendo El diario de Patricia.
Hasta hace unos meses no tomaba ni un solo medicamento.
Siempre he sido su sobrino favorito.
De huertos adyacentes, competía con mi padre a ver quién cosechaba los tomates más gordos. No ganó ni un solo año.
En los bares del barrio era el rey de la barrecha.
El único periódico que ha leído en su vida es El Caso.
Escondía las revistas guarras debajo del colchón.
Mi tío Manuel, a qué decirlo, es uno de mis referentes. No sé qué será de mí el día que me falte.
No se ha quitado el bigote desde que hizo la mili. Con él, deviene un híbrido entre David Niven y el padre de Julio Iglesias.
Llegó a Barcelona soltero, aún reciente la posguerra. Trabajó en lo que encontró. Según me cuenta, -a lo que dice hay que concederle un 50% de credibilidad-, se recorrió todas las casas de putas del Barrio Chino. El polvo salía a duro. Al final, acabó intimando con una gallega. La que es hoy mi tía, mientras tanto, lo esperaba en su pueblo andaluz bordando el vestido de novia.
De pequeño, me enseñó a tirarme pedos de la manera más sonora posible. No le importaba que mi abuela -su suegra- estuviera presente.
Es capaz de comerse guindillas picantísimas sin echar una sola lágrima. La leche, sin embargo, le sienta como un tiro desde que lo operaron de una úlcera, poco antes de nacer yo.
No tiene inconveniente en bajarse los pantalones en una reunión familiar si lo juzga menester. He sido testigo de ello en varias ocasiones.
Ya jubilado, le dio por ir solo a la playa nudista. Siempre negó que fuera a hacer de mirón.
Echa sal a las naranjas.
Se sacó el carnet yendo para cincuentón. Tuvo un 127 verde hierba hasta el 86, en que lo cambió por un Opel Corsa blanco que dio de baja el año pasado, según él, en estado impecable. El coche, en realidad, se caía a pedazos. Aunque su modo de conducir me recordaba a Los autos locos, jamás tuvo un accidente. Tampoco pinchó una rueda.
Pasa las tardes tumbado en el sofá viendo El diario de Patricia.
Hasta hace unos meses no tomaba ni un solo medicamento.
Siempre he sido su sobrino favorito.
De huertos adyacentes, competía con mi padre a ver quién cosechaba los tomates más gordos. No ganó ni un solo año.
En los bares del barrio era el rey de la barrecha.
El único periódico que ha leído en su vida es El Caso.
Escondía las revistas guarras debajo del colchón.
Mi tío Manuel, a qué decirlo, es uno de mis referentes. No sé qué será de mí el día que me falte.
Qué homenaje más bonito. Me encanta tu tío. Yo también soy fan de él.
Te has olvidado de decir lo que se parece a "Papuchi".
"No se ha quitado el bigote desde que hizo la mili. Con él, resulta un híbrido de David Niven y el padre de Julio Iglesias".
Es que no me lees, no me lees...
Pedazo de entrada, J., estás hecho un poeta.
Gracias, maestro :)
Arg, supongo que al terminar de leer el post, ya me había olvidado del principio... ya sabes, efecto de Recencia, uno se acuerdo sólo de lo último que lee...... :(
Eso decían que iba a dar la victoria a Soraya y ya ves....xD