De faena refinada y artista, Dominguín fue amigo de seres tan antagónicos como Picasso o Franco, lo que demuestra su ductilidad en temas políticos, cualidad especialmente apreciada en tiempos como los que le tocó vivir. Legendario tanto en los ruedos como en los lechos, su lista de conquistas contuvo nombres como los de Lauren Bacall, Rita Hayworth, Lana Turner o Ava Gardner. El macho entre los machos, sin embargo, terminó cediendo a Cupido en 1955 a través de su enlace con la actriz italiana Lucia Bosè, madre de sus hijos Miguel, Lucía y Paola.
El matrimonio, tempestuoso, acabó separándose a finales de los sesenta a raíz de la publicación de unas fotos en que el racial esposo retozaba alegremente en una piscina con su sobrina Mariví. La escocida Bosè, harta de infidelidades, jamás volvió a mentarlo por su nombre, refiriéndose a él únicamente a partir de ese momento como el torero. Hoy todavía, sin embargo, asegura que, de darse la oportunidad, volvería a casarse con él sin dudarlo un instante.
Especialmente enconada fue su rivalidad con Antonio Ordóñez, el marido de su hermana Carmen, madre de Carmina, la divina. Los cuñados, amos del escalafón, acabaron por no hablarse, retomando su relación únicamente después de sus respectivas retiradas.
Apartado de la vida pública, el gran Dominguín acabó sus días en 1996 casado con Rosario Primo de Rivera y reconciliado con su hijo mayor, cuyas tendencias artísticas levantaron inicialmente ampollas en su cañí progenitor. Bien está lo que bien acaba.
El gran Andrés Amorós.
Si Ava perdió la boina, es que algo tenía. En los toros, lo más, pero a mi siempre me cayó muy bien Mario Cabré.
Cabré estaba bien, pero L.M.D. era L.M.D.
Es lo que pasa: antes, los toreros se liaban con Ava Gardner. Ahora, con Belén Esteban.
O tempora, o mores.
Cicerón sabía lo que decía :P