Entregados como hooligans hemos seguido en casa Paquirri, la miniserie de Tele 5 que, en dos capítulos, ha repasado la vida y muerte de Francisco Rivera, el mito de Barbate. Contra todo pronóstico, la factura del producto ha sido de una calidad superior a la esperada, lustrando contenidas interpretaciones y una más que adecuada ambientación. Brillante Antonio Velázquez como el matador, convincente la bella María Ruiz en la piel de Carmina, la divina, y ajustada Luz Valdenebro, sosías de Isabel Pantoja.
Esperamos, lambrusco en mano, el desenlace, azuzados por el morbo: ¿se optaría por la vía políticamente correcta -almíbar entre Rivera y Panto- o por la destroyer -muerte del diestro suspirando por la Ordóñez y a un paso de la separación de su segunda esposa-?. Para nuestro solaz -somos carministas irredentos: acabamos haciendo la ola-, los productores abrazaron el espectáculo, ofreciendo el final más demoledor para I.P., cuya familia es presentada poco menos que como una cuadrilla de gorrones que no salía de Cantora ni con agua caliente. Tronchante también el estilismo en la ficción de la rústica tonadillera, clavadita a la sátira que de ella hicieron los magistrales Martes y Trece. Que era ver a la Valdenebro con sus gafas de sol de tres cuerpos y aparecérseme al instante Josema Yuste.
La dureza del análisis no ha pasado desapercibida a ojos de la sagaz Mònica Planas, crítica de televisión del programa que Alfonso Arús presenta en la cadena catalana 8tv. Según la periodista, tan insoportable era la vida de Paquirri entre el clan Pantoja que su deceso, ay, no fue sino un suicidio: ahíto, no vio otra opción que echarse a los cuernos de Avispado. Como lo escribo.
La dureza del análisis no ha pasado desapercibida a ojos de la sagaz Mònica Planas, crítica de televisión del programa que Alfonso Arús presenta en la cadena catalana 8tv. Según la periodista, tan insoportable era la vida de Paquirri entre el clan Pantoja que su deceso, ay, no fue sino un suicidio: ahíto, no vio otra opción que echarse a los cuernos de Avispado. Como lo escribo.
Mi mujer, desembridada, abona idéntica teoría. Yo, timorato, no sé si atreverme a tanto.
Prometido lo tengo: en cuando salga el DVD, corro a por él.
FOTO: TELE 5.
¡Qué cruel puede ser la madre naturaleza!
Un abrazo.
Lo bueno es que, de pequeñitos, Paquirrín era guapo -o, al menos, menos feo- y Cayetano feo. El cuento del patito feo, al derecho y al revés.
Abrazo de vuelta.
es obvio que fue un suicidio.
no es que esté pesada con la teoría del suicidio, es que mi ordenador me pone zancadillas a la hora de comentarte.
Sigo pensando que fue un suicidio.
Exagerada...