Últimamente, mis amistades se reproducen cual conejos, lo que demuestra que antes -pillines- han estado juntándose como tales: siguiendo la tendencia, S. y T. son los últimos de mis íntimos que se han lanzado a la heroica labor de traer una nueva vida a este valle de lágrimas. Ruth, su retoño in pectore, se muestra así de pimpante a falta de dos meses y medio para su nacimiento, previsto a principios del próximo año.
Maravillas de la técnica, ya no es necesario esperar al parto para disfrutar de los bebés dospuntocero: como las superproducciones cinematográficas, antes de estrenarse, se nos anticipan en forma de trailer. El producto, salta a la vista, es más que delicioso.
Desde aquí, me postulo como abnegado tío postizo: pienso achucharla, malcriarla, y, llegado el momento, apartarle a los moscones.
Ya falta menos.
Pues que todo siga yendo bien... Y malcríe, malcríe, que para eso estás los abuelos y los tíos (postizos o no).
Ciertamente, ciertamente...