Hoy los cines de Cataluña no abren sus puertas. Están de huelga contra el proyecto de cuotas de doblaje y subtitulado que el Govern trata de imponer. Que los cines cierren los lunes es como si los conductores de máquinas quitanieves hicieran huelga en el mes de agosto. Los lunes son una bofetada de tal calibre contra los sueños, que ese día saben mal hasta las palomitas. El ideal sería que no fuera necesario legislar sobre nada. Pero el mundo de los negocios ha demostrado sobradamente que no hará ningún esfuerzo positivo por el ciudadano a menos que le obliguen. Así que en un país donde se legisla sobre el tabaco, el alcohol, la interrupción del embarazo y el horario de apertura comercial, no es raro que se legisle sobre la lengua.
Tampoco es razonable que en Cataluña el porcentaje de exhibición de cine en catalán roce el 3%. Los empresarios dicen que no hay demanda de cine en catalán y han redactado un estudio donde ven amenazados sus ingresos si se les obliga a cumplir con un 50% de cuota en catalán en aquellas películas que superan las 20 copias de explotación en el territorio. El estudio se adentra en la ciencia ficción, es algo así como si Avatar fuera considerado realismo costumbrista. En Cataluña las radios y las televisiones más vistas son en catalán, así que parece que hay gente en ese rincón del planeta que habla y sueña en catalán. En Francia hace años que resolvieron la cuestión imponiendo a la entrada para películas dobladas un pequeño recargo que se destina a mejorar las condiciones de los cines, preservar el patrimonio, velar porque haya salas repartidas equitativamente por toda su geografía y fomentar la versión original. Aquí lo triste es que el Govern, para poder tirar hacia adelante con una reforma razonable, que preserve la virtud del bilingüismo, va a acabar destinando dinero de sus arcas para costear los doblajes en catalán, es decir, subvencionando a la Warner, a la Paramount, a la Disney. Existiendo tantas carencias en nuestra vida educativa y formativa, llegar a una conclusión así es para echarse a llorar.
David Trueba, El País, hoy.
¿Y por qué creo yo que lo lógico es fomentar el cine en versión original subtitulada, como en los países escandinavos?
No digo yo que las reinvidicaciones del catalanismo no sean loables, pero últimamente, con tanto vernos el ombligo, estamos creando un ombliguismo exacerbado y nos estamos olvidando de que estas cosas hay que mirarlas con perspectiva.
Por tener cierta implicación familiar con Cataluña, veo con excepticismo y resignación la cada vez más "caza de brujas" hacia los que no hablan catalán. Mis primas lo han vivido en sus carnes y sus hijos en sus notas, llegando a ser insultados en el instituto por ser "charnegos" o, incluso, hijos de "charnegos".
Los extremismos en el lenguaje, como en todo, son peligrosísimos.
La verdad, MEG, es que no puedo sino darte la razón respecto a la lacra del doblaje, herencia franquista de la que creo jamás nos desprenderemos.
El tema del cine en Catalunya es utilizado políticamente por los partidos gobernantes en la Generalitat con la misma alegría que lucen los de la oposición. Cada cual quiere llevar el agua a su molino o a su ñora ;)
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que en Catalunya es virtualmente imposible ver una película de gran taquilla en versión catalana. Simplemente, no existen, porque a las distribuidoras no les interesa o, según ellas, no les sale rentable. Nótese, sin embargo, que el catalán es idioma oficial en igualdad de condiciones que el castellano, por lo que no me negarás que resulta insólito.
A mí, particularmente, la cosa me la refanfinfla, ya que cada vez voy menos al cine -cuando iba, solía acudir a los de V.O.-, y las películas las suelo ver en casa, en DVD, y en el idioma original en que fueron rodadas, sea cual sea. Otra cosa es que, en mi colección de DVD tengo diez veces más películas con opción de subtítulos en finlandés -compradas aquí- que en catalán...
En relación a tu penúltimo párrafo, no me extraña lo que cuentas: gilipollas hay en todas partes, pero pon en cuarentena los testimonios individuales -incluido el mío propio-. Tiende a exagerarse mucho, tanto en un sentido como en otro.
MUAK.
Por cierto, MEG, Marcela toca hoy en su blog un tema interesante: Derecho Penal y prensa. Pásate :)
http://idiota-internacional.blogspot.com/2010/02/una-sentencia-pornografica.html
Yo opino que el cine debería ser en versión original subtitulada.
Pienso que el 3% en catalán, aunque fuese subtitulado, es algo así como escaso, el hecho de que en Galicia el porcentaje sea del 0% no debería de ser consuelo para nadie.
Creo que es un capítulo más del culebrón de las comunidades bilingües, que en realidad ni son bilingües ni nada porque el bilingüismo no existe, existe una lengua madre y segundas lenguas, tan respetables como la madre y el padre.
Curiosamente, las comunidades bilingües son defendidas por el Estado como modelo de convivencia, riqueza cultural, y reflejo de la encantadora diversidad del España, a la vez, el Estado se empeña en aniquilar las lenguas reflejo de la encantadora diversidad de España y que son modelo de convivencia y riqueza.
Saludos