En cuanto a su performance, el penúltimo Bond fue de menos a más en sus cuatro incursiones fílmicas, en las que acabó por encontrar un correcto tono a medio camino entre la socarronería de Moore y la contundencia del primer Connery, sin conseguir igualar a ninguno de los dos.
En su tercera cinta -la irregular El mundo nunca es suficiente (1999)-, el extelevisivo se enfrenta al delirante Renard, interpretado por un desquiciado Robert Carlyle recién salido de Full Monty. Renard -sin duda el villano más imbécilmente lamentable de toda la serie- es un terrorista que pretende alterar el comercio mundial de petróleo y que se caracteriza por tener una bala incrustada en el cerebro que le hace insensible a cualquier dolor y que multiplica su fuerza física hasta extremos abracadabrantes. El proyectil, que se desplaza lentamente en su sesera, ha de acabar por matarle, pero, hasta entonces, le convierte en un trasunto canijo del increíble Hulk. El potaje es tan infumable que no gastaré más líneas en tratar de aclararlo: que lo haga quien se atreva.
Así las cosas, más que nunca, el interés de la propuesta reside en la escuadra femenina, compuesta en esta ocasión por la italiana Maria Grazia Cuzinotta -vista y no vista como la chica del cigarro- y la estadounidense Denise Richards, tan recauchutada como apetecible en su rol de la científica nuclear Christmas Jones.
Hasta aquí detallo lo recurrente: entro ahora en el terreno de lo áurico. Y es que la partenaire principal de 007 no es otra que la francesa Sophie Marceau -poco dada al género de acción-, cuya exquisitez se encarna en la rica heredera Elektra King, a quien Renard secuestró y acabó captando para su organización en un claro guiño a la historia real de la mítica Patty Hearst. De acuerdo con su gilipollesco cómplice, la tornadiza socialite no tiene otra obsesión que cargarse Estambul haciendo estallar un submarino atómico para, de paso, y aprovechando el caos subsecuente, reconducir el transporte de crudo oriental hacia Europa al oleoducto que acaba de inaugurar.
A pesar de lo hilarante del planteamiento, la gélida King, bellísima e inasible, se conduce por el metraje con tal contundencia que llega a hacer olvidar las más que tremendas lagunas argumentales, concentrando con justicia la atención que su carisma merece. Tras engatusarlo y manipularlo hasta la exageración, acaba sorpresivamente muerta de un disparo por un Bond enrabietado ante su propìa impotencia, componiendo una escena tan tremebunda como inolvidable para los amateurs. Quede, empero, para la historia la deliciosa secuencia en que una desembridada Marceau tortura a su rival en un remedo finolis de nuestro patrio garrote vil: dulce punición, voto a Bríos.
A pesar de lo hilarante del planteamiento, la gélida King, bellísima e inasible, se conduce por el metraje con tal contundencia que llega a hacer olvidar las más que tremendas lagunas argumentales, concentrando con justicia la atención que su carisma merece. Tras engatusarlo y manipularlo hasta la exageración, acaba sorpresivamente muerta de un disparo por un Bond enrabietado ante su propìa impotencia, componiendo una escena tan tremebunda como inolvidable para los amateurs. Quede, empero, para la historia la deliciosa secuencia en que una desembridada Marceau tortura a su rival en un remedo finolis de nuestro patrio garrote vil: dulce punición, voto a Bríos.
FOTO: MGM/DANJAQ/UA.
Que bien escribes jodío.
Hace bastante que le perdí la pista a 007 y sus chicas ¿Para cuando un post-Grace Jones?
Gracias inmerecidas, sobre todo porque he reformado y guardado este post en borradores varios días porque no alcanzaba los estándares mínimos de calidad que me exijo. Y aún así, no me convencía.
Si es que eres un sol.
May Day (Jones) tiene post previsto cuando toque "Panorama para matar". Prometido :)
MUAKS.
Si este villano le pareció malo, no sé qué opinará del de "Quantum Of Solace"...
Lo reseñé hace poco. Amalric no lo hace tan mal, hombre. Por lo menos no posee absurdos poderes como el otro.
No seas tan severo.
Y actualiza, hombre, que nos tienes abandonados :)