Incondicional que soy de la franquicia de los Broccoli desde mucho antes de la pubertad, es fácil suponer mi inquietud cuando se anunció el nuevo giro que se daría a las desventuras del veterano agente isabelino a través del fichaje de Daniel Craig. Previo pago de la entrada, llegó la tranquilidad: a pesar del shock que me supuso ver a Bond en porreta sufriendo tortura en sus partes íntimas, la propuesta se me antojó deslumbrante. Refundación sí, pero de la buena.
Y es que tal fue el éxito de la inapelable Casino Royale que acabó por desmerecer a Quantum of solace, su más que correcta secuela. Ciertas deficiencias narrativas, agudizadas por una inédita continuidad argumental -nunca un filme Bond retomó el hilo del anterior- dejan en notable bajo lo que antes fue matrícula. No pasa de ahí el drama, por más que se empeñen algunos agoreros. Sólo la espectacular car chase del inicio, la mejor desde Goldeneye -Aston contra Alfa: el sueño de un connaisseur- vale más que las tres Matrix juntas. Reseñables también los villanos: Mathieu Amalric -el correoso conseguidor Dominic Greene- y Jesper Christensen, tan afortunado como inasible en su rol de Mr White, el líder de Quantum, trasunto posmoderno de la antigua SPECTRA de los tiempos de Connery.
Con todo, lo diamantino de la propuesta se encarna, una vez más, en la protagonista femenina. Nadie mejor que la desarmante modelo rusa Olga Kurylenko para dar vida a Camille Montes, una improbable boliviana de origen eslavo dispuesta a todo para vengar a sus padres, asesinados por el travieso general Medrano -Joaquín Cosio-, postizo exdictador del país andino.
Con todo, lo diamantino de la propuesta se encarna, una vez más, en la protagonista femenina. Nadie mejor que la desarmante modelo rusa Olga Kurylenko para dar vida a Camille Montes, una improbable boliviana de origen eslavo dispuesta a todo para vengar a sus padres, asesinados por el travieso general Medrano -Joaquín Cosio-, postizo exdictador del país andino.
La historia traumático-justiciera de la Montes remeda al instante a la Melina Havelock que Carole Bouquet bordó en Sólo para tus ojos. La gran diferencia entre ambas reside en que, mientras la francesa rezumaba fría sofisticación, la contemporánea Kurylenko exuda puro sexo desde el primer minuto.
Descalza, magullada y embutida en un vertiginoso traje negro en medio del desierto chileno, la más reciente bondette -que actúa, además, de forma muy correcta-, está tan desfachatadamente buena que su contemplación debiera estar prohibida para alguien que, como el que esto escribe, tuviera antecedentes de problemas cardíacos.
Ayer, despreciando el peligro, la paladée en Blu-ray y a 42 pulgadas. En el fondo, en mi familia, llegar a viejo siempre resultó una ordinariez.
Casino Royale está bien, vale, pero QoS no hay por donde cogerla. La gachí está buena, eso sí.
Al final somos unos primarios.
Yo también me quedo con Casino Royale, de la que me gustó hasta el tema principal de la banda sonora (Chris Cornell - You know my name)... sublime!
Del coche y la chica, no hace falta que diga nada no? Prefiero a Eva Green antes que a Olga Kurylenko, lo mismito que un Aston Martin antes que un Alfa Romeo. :p
Ups! pido disculpas porque he puesto mal el link de la canción.
Aquí queda corregido:
Chris Cornell - You know my name
"Cuanto sol hace", la rebautizó un castizo. Lo mejor, sin duda.
*Pablo, viva lo primario, sin duda alguna :P
*Rubens, no quisiera ser chabacano, pero Eva y Olga tienen públicos distintos. Y claro que un Aston es mejor que un Alfa -a mí me lo vas a decir-, pero cuesta cinco veces más.
Nos vemos mañana, bombón xD Llevaré todo caliente menos el champán, que le decían a Sean Connery en "Goldfinger".
*Pianista, había un artículo muy bueno sobre eso de Ramón de España. A ver si lo busco.