Mi mujer, además de despistada, es más atea que Lenin. Cuando se bebe dos vinos, es, también, capaz de las aseveraciones más astracanantes.
Todas estas variables explican que, la otra noche, tirada en el sofá, y entregada a su lectura semanal del ¡Hola!, soltara, para mi pasmo: qué gracia, aquí sale Letizia abrazando a un muñeco.
¿No es, ay, adorable?
Jajaja!un muñeco?? dile a tu señora que este verano le traemos un souvenir del "apóstol", directo desde Santiago, para que lo reconozca...no es que seamos unos beatos, ya sabes, pero especialmente éste es de mi agrado, quizá por la tierra donde está y por la fecha que simboliza...
Sandra
Sandrita, exijo desde ya ese apóstol talla XS. A ver si así la señora se empapa de nuestras tradiciones :P
MUAKS y welcome.
Adorable...