El trasto viejo

Posted by : Le poinçonneur | 18 may 2010 | Published in

No creo alarmar a nadie, a estas alturas, si digo que a mí José María Aznar me gusta lo mismo que abrazar un cactus: menos que nada. Siempre me pareció un tipo mediocre, maleducado y ramplón, a quien no confiaría ni la presidencia de mi escalera. Las urnas, empero, hablaron por dos veces, y no me quedó otra que aceptar la voluntad mayoritaria de mis compatriotas: en eso consiste la cosa democrática.

Mi opinión sobre su persona y su obra de Gobierno daría para infinitos posts, así que ahorraré al respetable el trámite. Mucho mejor, por el contrario, es mi parecer sobre las metidas de pata aznariles, sobre las que -a qué decirlo- he hecho y haré sangre en mil y una sobremesas.

Bastantes años atrás, la periodista Ana R. Cañil tenía en El Periódico de Catalunya una sección que llevaba por título Los lunes, las cosas de esta semana. En ella, la antigua directora de Informe Semanal solía acometer lúcidos análisis de la actualidad nacional, siempre bajo el prisma de una más que saludable ironía. Yo, que por aquel entonces dedicaba a la lectura de la prensa mucho más tiempo que en mi perra actualidad, no me perdía ni una de aquellas estupendas columnas.

Un lunes, la Cañil dedicó su tribuna a la visita que un Aznar aún bisoño realizó a la Argentina de Carlos Menem. Henchido, el monclovita recorrió las calles de Buenos Aires, alardeó de Primer Mundo y presidió actos oficiales con la certeza de quien se sabe en la cresta de la ola. Mas no contaba con que la sagaz Cañil, que estaba -y está- a la que salta, repararía en una alocución pública que el huésped hizo en presencia del anfitrión y otros próceres de la capital porteña.

Según contaba la cronista, y para mi delicia, Aznar, al final de la comparecencia, pretendió agradecer a Menem el trato recibido, tirando de tópico y citando la letra de un famoso tango. La composición escogida -sin duda desconocida para el orador- no fue otra que el inmortal Mano a mano, de Gardel, Razzano y Celedonio. Con toda la pomposidad de que fue capaz, nuestro entonces Presidente, dirigiéndose al líder argentino, hizo referencia a la amistad entre ambos pueblos, que hizo extensiva a sus respectivos gobernantes. Queriendo dárselas de solícito, recordó a Méndez* su disposición a prestarle a él y a su país todo el apoyo que fuera necesario en cuestiones internacionales, citando a continuación el párrafo celedónico que reza: si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo/acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo/pa' ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.

Lo que el imprudente Aznar no sabía -y, al parecer, tampoco el becario encargado de redactar el discurso- es que Mano a mano narra la historia de un chulo de arrabal que, ante el deterioro físico de su pareja, mayor que él, la abandona sin contemplaciones gritándole a la cara su decadencia. Así, justo antes del si precisás una ayuda, la letra escupe: ...y mañana cuando seas descolado mueble viejo/y no tengas esperanzas en tu pobre corazón...

Evidentemente, Menem conocía la composición, por lo que no pudo sino poner cara de póquer ante un Aznar triunfador seguro de haber quedado como un marajá. Al día siguiente, la columna de la afilada Cañil dio cuenta del sucedido, bajo el emblema Menem, el trasto viejo de Aznar.

Él se lo buscó, y yo todavía me descojono cada vez que lo recuerdo.

*Entre ciertos argentinos, Menem tiene fama de gafe y traedor de mal fario. Para evitar mentarlo, se refieren a él como
Méndez.

(3) Comments

  1. Teseo said...

    La anecdota me recuerda a cierto periodista que se refirio a cierto dictador como Miles Gloriosus, creyendo que lo estaba elogiando.

    Por suerte a Paquito le gustaban mas los toros que el teatro.

    18 de mayo de 2010, 2:07
  2. Blue said...

    Ja, ja, ja.
    Cuando uno no es simpático es mejor no querer parecerlo.
    Saludos.

    18 de mayo de 2010, 14:56
  3. Le poinçonneur said...

    *Las anécdotas son lo que mejor nos definen, Teseo. Certeras, breves e inapelables.

    Saludos.

    *Y si encima la culturilla no sobra, Blue, ya para qué hablar :P

    MUAKS.

    19 de mayo de 2010, 0:13