lepoinçonneurdeslilas...

Siguiendo con mi fobia navideña, y ora por mi cultura intrínsecamente mediterránea, ora por mis veleidades filocomunistas, nunca he soportado a Papá Noel, desfachatada martingala oligarca destinada a inocular en nuestros infantes la hidra del consumismo. Puede, pues, imaginarse mi irritación cuando estos días, a cada paso que doy, me encuentro con decenas de monigotes rojos colgando de los balcones en una exhibición tan grotesca como importada. Más de una vez, enrabietado, he amagado con ir a los chinos y comprar uno de tamaño natural -que los hay- para ajusticiarlo en las ramas de un árbol de mi jardín, mas la corta edad -tres años- de la hija de mi convecino más inmediato me impide, por un mínimo sentido del civismo, llevar a efecto mi propósito -no es cuestión, como puede imaginarse, de mandar a la cría al psiquiatra antes que al parvulario-.

Como, empero, soy de natural vengativo y no me gusta dejar las cosas a medias, lejos de aquietarme, haré lo que tantas otras veces y daré rienda suelta a mi bilis a través de este panfleto. Para ello, y con el permiso de todos ustedes, me serviré de una descacharrante composición del inglosable Tiny Tim acerca de una hipotética Navidad en que nos libraríamos del pelmazo lapón por hallarse éste gravemente enfermo. La causa: el SIDA.

Con ella les dejo.



Tiny Tim, Durtro Records.