Escucha mis gemidos en directo!
¡Orgasmo en 40 segundos!!! sólo escucha...
Chicas que se bajan las bragas rápido
Chinitas traviesas...tíratelas
Mira como me meto los deditos...en tu pantalla
Te lo hago con mi boquita hasta que no pueda mas
Sexo 24 horas!
¡¡Te lo hago en 1 minuto!!
No hables....¡¡sólo escucha!!
Mira como me lo hago en directo
Mi amiga me lo lame...¿quieres vernos?
Estoy caliente y sin bragas
¿Quieres que te cuente mi primera vez?
Te susurraré al oido
Las charcuteras proposiciones anteriores -incluyendo sus fallos ortográficos y de puntuación- aparecen en el número de la semana pasada de una conocida revista de tirada nacional. La publicación -de información general- incluye un suplemento dedicado al sexo en cuya última página se detallan diferentes teléfonos gracias a los que el incauto de turno puede, supuestamente y a cambio de unos euros, disfrutar de lo venéreo sin moverse del sofá.
Nunca se me ha ocurrido llamar a ninguna de estas líneas, básicamente por dos motivos: aprecio mi dinero -soy, ya saben, catalán- y sospecho que la que en teoría es veinteañera y se estruja los pezones durante la conversación es, en realidad, una cuarentona -quién sabe si cuarentón- que lima sus uñas mientras se inventa obscenidades delirantes destinadas a alargar lo más posible un diálogo lleno de diminutivos -solita, conejito, braguitas- y tan absurdo como rentable.
Todo esto por no dar pábulo a quien promete orgasmo en cuarenta segundos, lo que, más que a cualquier mérito de la conferenciante, no podría sino achacarse a alguna deficiencia -ay, cuán frecuente- en su interlocutor. Deficiencia, por cierto, íntimamente vinculada al secular pacatismo represivo que, a la larga, acaba por alimentar este tipo de negocios -¿para cuándo una verdadera educación sexual en las escuelas?-.
No seré yo quien censure el sexo telefónico -pruébenlo sin demora-, mas aconsejo encarecido su práctica con personas de seriedad contrastada -si es posible, conocidas-, o, al menos, susceptibles de algún crédito.
O igual el problema es mío, y como fui teleoperador, tengo los pinganillos muy desmitificados y las centralitas no me ponen nada, que también podría ser.
No pones el medio de comunicación que anuncia tanta alegría lasciva, no tiene mayor importancia, porque seguro que no es un medio de comunicación decente, que enseña moralidad en el resto de sus páginas, que critica aborto y homosexualidad, que critica incluso la práctica sexual...
Porque en esas estamos, ¿porqué un medio de comunicación que defiende lo santo y puro en casi todas sus páginas, pone anuncios guarros en alguna de ellas? ¿Será por dinero?
El medio lo obvio, pero no, no es del tipo que mencionas.
Los que hacen tal cosa se mueven por el interés te quiero Andrés, querido Jorge.
Lo venéreo es pecaminoso, pero da pasta...