M. fue uno de los amores frustrados de mi adolescencia. Mientras yo besaba el suelo por donde pisaba, ella, como si hablara con un gato de escayola, solía detallarme casi a diario a modo de soliloquio los desplantes que recibía de un tercero del que, a su vez, estaba enamorada.
M., a qué decirlo, era simpática, atractiva aunque no despampanante, despierta, dicharachera y con un escote en el que gustosamente me habría adentrado con total desprecio de brújulas y calendarios. Yo, por mi parte, podía resumirme como cejijunto, gafotas, granujiento y soso cual lechuga, tenía un sentido de la elegancia más que discutible y necesitaba una ortodoncia que jamás llegué a utilizar. La situación, como es natural, se resolvió de la manera esperable: le perdí la pista sin haber obtenido de ella más que algún casto beso en las mejillas, que, a buen seguro, me dio más por caridad que por otra cosa.
Tras unos cuantos lustros, hace un par de noches, M., sorpresiva, se personó en mis sueños. A través de no recuerdo qué línea argumental, la acción se situaba en el momento presente, lo que me permitía atisbar qué había sido de ella lejos de mis brazos. En mi onirismo, M. se había convertido en una magnífica treintañera felizmente casada con un ejecutivo guaperas. Tenía dos niños rubicundos y vivía en una fastuosa villa de la Costa Brava. Entre sus aficiones, destacaban el golf y los deportes náuticos.
Si es que entre mis escasas cualidades albergo la de pitoniso, al parecer, M., mandándome a paseo, tomó en su día la decisión correcta. Brindo por ella.
No te castigues amigo mío. Ella tendrá (o no) todo tipo de lujos en su villa de la Costa Brava, pero tú tienes algo que ella a buen seguro carece... un blog (oye, y que te quiten lo bailao) ;)
Lo malo, querido amigo, es que el baile brilló por su ausencia :P
No hay nada más bello, que lo que nunca he tenido, nada más amado, que lo que perdí...
Besos elegantes.
"Lucía", gran canción...
Pero prefiero tener y tocar, la lírica para los poetas :P
Creo que los poetas también prefieren tener y tocar, ja, ja, ja!
Serrat va en su línea, jsvico: nunca ha negado que empezó a cantar, simplemente, para hartarse de ligar con sus fans. Y no le fue mal, oiga.
Marrano, que es Vd. un marrano.