La ciencia ficción ha seguido una evolución similar al resto de géneros literarios y al de la creación audiovisual. Pasando por alto que el género comienza en 1818 con la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo (escrito por Mary Shelley, una mujer). A lo largo del siglo XIX y hasta la época del consumo de masas, es cierto que no se prodigan las mujeres autoras o protagonistas de las historias de ciencia ficción. Los personajes femeninos estaban prácticamente limitados a historias de amor cortés (cosa que no es mala per se). Autores como Verne y Wells usaban a las mujeres como contrapunto romántico sin darles importancia (más centrados en mostrar las maravillas de la modernidad).
Es en las primeras décadas del XX en que empieza a tomar más protagonismo el papel femenino en estas historias. Al principio, novelas baratas o por fascículos en antologías del género, repetían incesantemente el tema de la "damisela en apuros". Puedo poner un ejemplo moderno: en Star Wars (homenaje a los seriales de los años 30), la princesa Leia es rescatada dos veces (en el episodio IV de la Estrella de la Muerte y en el VI, del palacio de Jabba). Durante esos años se prodigan las historias de "planeta y espadas": cuentos sin pretensiones en los que los protagonistas viajan a Marte a rescatar a una princesa o historias similares. El autor más conocido de este subgénero es Edward Rice Burroughs que situaría sus folletines en unos inverosímiles Venus y Marte.
Tras la Segunda Guerra Mundial, comienza la llamada Época Dorada de la ciencia ficción. Se extienden los pulps y las revistas especializadas adquieren más popularidad que en ninguna otra época. Autores como Ray Bradbury, Isaac Asimov, Poul Anderson y editores como Campbell, dan un giro a la ciencia ficción abandonando el componente "fantástico" de las historias y centrándose en el aspecto científico. Lamentablemente, las mujeres siguen siendo personajes secundarios, no hay romanticismo y el amor es más probable que surja entre robots o alienígenas que entre personas.
La siguiente gran corriente de la ciencia ficción aparece con la nouvelle vague, aquí sí empieza a tomar protagonismo la mujer en estas historias. En ocasiones como reclamo puramente sexual (Jane Fonda en Barbarella, 1968, está de toma pan y moja), en otras como personajes con un trasfondo similar o superior al de los personajes masculinos (las Bene Gesserit de Dune, Frank Herbert, 1966). No ignoramos que coincide con la época en que las feministas quemaban sus sostenes y bailaban alrededor de las hogueras en los campus de medio mundo.
El éxito de las historias con personajes femeninos, hace que poco a poco vayan desapareciendo los estereotipos e incluso surjan autoras de notabilísimo éxito (Alice Sheldon, Ursula K. LeGuin, Vonda McIntyre, etc). La temática femenina se introduce en el género, cosa que da una visión de conjunto superior y enriquece sin duda los temas a tratar. Es la ciencia ficción el único género en el que se pueden plantear alternativas al mundo real, descripciones de sociedades matriarcales, la problemática de la natalidad en los viajes espaciales, etc. Bien es cierto que algunas historias feministas que pretenden describir mundos utópicos, pueden ser interpretados como distópicos según las lea un hombre o una mujer (El hombre hembra, de Joanna Russ). ¿No es genial la ciencia ficción?
A partir de los años 80, con el cénit del cyberpunk, las historias con protagonizadas por heroínas curiosamente nos llegan de Japón, un país culturalmente misógino para nuestra moral occidental. Destacan Appleseed y Ghost in the Shell. Si Schwarzenegger en Commando os pareció un tipo duro, tenéis que ver a Dneunan Knute en Appleseed.
En los últimos años y de forma paralela a la igualdad social de roles entre sexos, no sorprende a nadie ver a mujeres protagonizando historias de ciencia ficción. Algunos de los personajes que yo destacaría: la capitana de la USS Voyager, Kathryn Janeway (por tanto, protagonista de una de las series de TV de Star Trek. Y ni siquiera está buena la tía), la almirante Cain del insuperable remake de Battlestar Galactica (y encima es lesbiana, mola), la líder de los invasores en el remake de V, los visitantes... y una miríada de personajes secundarios que no necesariamente están para dar un contrapunto romántico a los argumentos, sino que aparecen como roles necesarios para el desarrollo de las historias.
Por último solo me queda rogar que aparezcan más autoras de género, ya que los personajes femeninos son imprescindibles para hacer historias creíbles y estos siempre estarán mejor dibujados por mujeres que por hombres, ya que los hombres jamás entenderemos a las mujeres. :-)
Esta mejor la serie original de V que la copia, con la lagarta Diana que era la jefa feminista de los visitantes y tragaba los ratones enteros. Y la segunda jefa era la lagarta Lydia (la rubia).
Sin embargo en Galactica, es mejor la nueva. Y la cylon numero cinco tambien se convierte en la jefecilla de su grupo rebelde.
Teseo, la segunda parte de "V" no la he visto más que en algún que otro pequeño fragmento, y, desde luego, la lagarta jefa es mucho más atractiva que Diana. Carece, eso sí, de su carisma "camp", y me ha parecido leer que ni come ratas ni nada. Un bluff, no hay más que verlo.
Por cierto, que el otro día leí no sé dónde que Diana aparece en la segunda temporada como madre de la del pelo corto, y encima reconvertida en buena y colaborando con la Quinta Columna.
La descojonación, más teniendo en cuenta el escaso sentido que tiene recuperar un personaje que, en teoría, no tiene pasado en la segunda temporada, ya que la primera venida lagártica no habría existido, ya que no es una continuación, según tengo entendido.