los cuerpos como banderas.
Noche, guateque y danzón,
la orquesta tocaba un son
de selva ardiente y caprina,
la luna un gran frenesí.
Ponme la mano aquí, Macorina,
ponme la mano aquí.
Como guitarra en tensión
tú ibas temblando, temblando.
Yo iba pulsando, pulsando,
un bordón y otro bordón.
Ponme la mano aquí, Macorina,
ponme la mano aquí.
Después, el amanecer
que de mis brazos te lleva,
y yo sin saber qué hacer
de aquel olor a mujer,
a mango y a caña nueva
con que me llenaste al son
caliente de aquel danzón.
Ponme la mano aquí, Macorina,
ponme la mano aquí.
Chavela Vargas, Sony Music. Letra de Alfonso Camín.
*La ardiente historia de la Macorina, en los expertos labios de Chavela, siempre ha levantado ampollas entre los de siempre, inquietos y alarmados de escuchar a una mujer estremeciéndose al cantar a otra. Aquí, sin embargo, no ha lugar a exclamación -ni Vdes. ni yo somos unos mojigatos-. Disfruten de la nueva semana y pongan la mano donde les dejen.
No viene a cuento, pero: ¿te estás leyendo el libro de la Lomana?jajaja.
Sandra
Pues supuestamente sí, aunque hace bastante que no lo toco. A ver si lo retomo :)
Me encanta.
Saludos, Lepoin, voy a darme una vueltecita por lo tuyo, que ando muy despistada...
Me encanta que te encante.
Y ya sabes que estás en tu casa.
MUAS.