Llevo unas cuantas noches enfrascado en el visionado de España en guerra, una colección de 15 DVD con la que me hice el otro día en el Media Markt. La producción, de TVE, data de 1986, y, en base a la dirección de diferentes historiadores de prestigio, intenta desgranar en 31 episodios y de la forma más ecuánime posible la cronología de los acontecimientos que conformaron la mayor vergüenza de nuestra última centuria.
Sobre la Guerra se ha dicho y escrito tanto que mi opinión, por insignificante, tiene poco que aportar. Que fue inevitable -tal es el cainismo de nuestro folklore- es probable; que fueron unos -y no otros- quienes se saltaron la legalidad constitucional está también más que contrastado, por más que algunos quieran echar la culpa del golpe de Estado a los golpeados, que ya tiene guasa.
Ando por el cuarto o quinto capítulo -los albores del ignominioso Alzamiento-, y ya he repasado los últimos años del reinado del lamentable Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera y el escueto quinquenio de la II República. Retraso a más adelante mi opinión sobre el conjunto de la monografía, ya que ahora sería prematuro pronunciarme; lo visto hasta el momento, sin embargo, es de calidad.
Obviando la memez de que siempre es el culpable quien dispara primero, querría recordar a esos voceros que ese régimen supuestamente infecto fue, durante dos años y medio, dirigido por la CEDA, agrupación de partidos conservadores creada para neutralizar a las fuerzas de izquierda. Que los militares, con Lerroux, parecían encantados -qué decir de los patronos-, y que ninguno de ellos movió un dedo por devolver al país la Monarquía -lo que demuestra que, en el fondo, la forma de Estado da igual cuando de lo que se trata es de mandar-. La cosa cambió a principios de 1936 con la victoria electoral del Frente Popular, con las consecuencias tan lamentablemente conocidas.
Y resumiendo, remato: la República les vino bien mientras estuvieron en la poltrona, tornándose vergonzante para los restos cuando giró la tortilla. Téngase, para siempre, en cuenta.
Cuando la emitieron, la grabaron en mi casa en cintas de VHS. El año pasado, en Navidades, me regalaron los deuvedés. Lo que son las cosas.
En casa te quieren bien, sin duda :)
No viene a cuento, pero hablando de colecciones, de niño me regalaron una sobre la Segunda Guerra Mundial cosa fina. De SARPE, si no recuerdo mal.
Sobre la guerra incivil citaré a mi abuelo, combatiente del lado republicano, cuando decía que no hay nada más terrible que tener en la trinchera de enfrente a tu vecino, con el que comiste, reíste y que alguna vez llamaste amigo.
Si la Guerra Civil no hubiera sido tan trágica, sería para mondarse de risa de puro esperpéntica.
Berlanga lo intentó -y no mal- en "La vaquilla". Que cunda el ejemplo.