Dos minutos

Posted by : Le poinçonneur | 15 may 2012 | Published in


Dos minutos. Faltan dos minutos y veinte segundos para un nuevo estreno. El reloj digital suspendido sobre su cabeza parpadea un instante, deteniendo el tiempo para actualizar la información: dos minutos y quince segundos.

El tenor carraspea con delicadeza, tapándose la boca con la palma de la mano. Queda muy poco tiempo y tiene que prepararse. Cierra los ojos en busca de la concentración necesaria, mientras entona un largo Do para calentar las cuerdas.

Tantos años en esto y aún no lo ha logrado. Tantos estrenos y aún muchas más representaciones y todavía no ha conseguido aprender a controlar sus nervios. Esa culebra que se agita dentro de su estómago cada vez que ve cómo el reloj le anuncia que se aproxima el momento. Sabe que nunca podrá acostumbrarse. Sólo el alcohol le ayuda a templarlos un poco. El tenor saca una petaca del bolsillo derecho de su americana y, con veterano disimulo, le da un trago rápido. Todo está ahora bajo control.

Esta vez habrá mucha gente. El tenor lo sabe. En Navidad siempre hay mucha más gente. Además, la sesión nocturna es siempre la más concurrida. La preferida por el público.

Con los ojos cerrados, al tenor le resulta más sencillo adivinar el murmullo de la gente, que al principio siempre es tímido y que después -gracias a la concentración que le da la oscuridad- va cobrando cada vez más fuerza con la proximidad. Ahora ya casi puede ver sus caras, sólo unos segundos más para empezar.

El tren entra por fin en la estación, frena en seco, abre sus puertas y, entre bufidos hidráulicos, escupe a los viajeros. El tenor inicia su canción con entusiasmo. Ahora o nunca. Ha llegado el momento. Las primeras notas del Nessum dorma escapan ya con fuerza de su garganta, inundando veloces hasta el último rincón de la estación.

Algunos viajeros se detienen frente al tenor y lo observan con curiosidad, atrapados por la melodía de Puccini, pero el encantamiento dura apenas unos instantes, y uno tras otro, retoman rápidamente su camino, tras arrojar alguna moneda a los pies del tenor.

Pero él no puede verlos, porque la pasión del príncipe Calaf se ha apoderado de él nuevamente, como cada vez que lo interpreta, ahora y antes y -con los ojos siempre cerrados- puede volver a verse sobre el escenario, metido en su piel, persiguiendo a la bella Turandot, como en una de aquellas lejanas noches de estreno, cuando el público y su voz, eran de verdad.

El andén queda suspendido en un imposible silencio. Los últimos viajeros se alejan por el pasillo que conduce al trasbordo. El tenor abandona al fin su trance y abre los ojos. Mira al suelo. Cerca de cinco euros en monedas pequeñas, calcula. Aunque en realidad eso no importa demasiado.

No le queda mucho tiempo, así que recoge rápidamente el dinero y lo guarda en un bolsillo. Tiene que prepararse. Un rápido trago a la petaca y cierra los ojos, en busca de la concentración necesaria.
Aunque ya no puede verlo, el tenor sabe, que el reloj digital suspendido sobre su cabeza, le anuncia que faltan apenas dos minutos para un nuevo estreno.

TEXTO: MARIBEL RUIZ.
FOTO: CRISTINA COSTALES.

(8) Comments

  1. Iseta Barrufeta

    Sólo son miserables aquéllos que reciben miradas de piedad. ¡Qué bien mira usted Maribel Ruiz!

    15 de mayo de 2012, 0:50
  2. Patricia said...

    Estación de Paseo de Gracia ¡Pero qué bien escribes, Maribel!

    15 de mayo de 2012, 12:36
  3. Darío said...

    Inmejorable teatro, las monedas son un símbolo.

    15 de mayo de 2012, 19:41
  4. Anónimo

    ........................Mayo 14/12

    ~Tan Atras~

    Me llegan tan "hondo
    tus recitales tan sinceros
    que en el fondo
    me hacen pensar que quizas
    eramos Tu y Yo los unicos
    existentes de tus Palabras
    de Amor hacia alguien
    que Alcanzo tu Corazon...

    Tus mimos, tus dulces besos
    profundamente me entran
    tan adentro que ese mundo
    femenino que ocupa tu Trono
    me hacen creer que hasta
    lo sencillo puede ser tambien
    por igual AMADO... y me trago
    mis propias lagrimas
    al comprender lo cobarde
    que he sido para un Gran Hombre
    como Sos y cuan necesitado
    esta el ninio que llevas dentro...


    Ysa,


    Felices Conciertos!!

    16 de mayo de 2012, 4:39
  5. Le poinçonneur said...

    @Iseta: es que MR siempre fue una mirona...

    @Cuervo: ¿símbolo de dignidad o de dependencia?

    @Ysa: por respeto al resto de comentaristas, te agradecería que tus intervenciones fueran se ciñeran al tema de los diferentes posts. Gracias :)

    16 de mayo de 2012, 14:53
  6. Jesús Sánchez said...

    Bien es cierto que detràs de este gran tenor hay una gran directora de orquesta.

    16 de mayo de 2012, 23:02
  7. Iseta Barrufeta said...

    He olvidado decir que, como en las anteriores ocasiones, me gusta mucho la foto de Cristina Costales, a quien también felicito.

    16 de mayo de 2012, 23:23
  8. Maribel Ruiz

    Es que Cristina sí que es una artista.

    18 de mayo de 2012, 9:26