Dominique, nique, nique
s'en allait tout simplement,
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu.
A l'époque où Jean Sans Terre, d'Angleterre était le roi,
Dominique, notre père, combattit les albigeois.
Dominique, nique, nique
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu
Certains jours un hérétique, par des ronces le conduit,
mais notre Père Dominique, par sa joie le convertit.
Dominique, nique, nique
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu.
Ni chameau, ni diligence, il parcourt l'Europe à pied.
Scandinavie ou Provence, dans la sainte pauvreté.
Dominique, nique, nique,
s'en allait tout simplement,
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu.
Enflamma de toute école filles et garçons pleins d'ardeur,
et pour semer la parole, inventa les Frères-Prêcheurs.
Dominique, nique, nique
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu.
Chez Dominique et ses frères, le pain s'en vint à manquer,
et deux anges se présentèrent, portant de grands pains dorés.
Dominique, nique, nique
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu
Dominique vit en rêve, les prêcheurs du monde entier
sous le manteau de la Vierge, en grand nombre rassemblés.
Dominique, nique, nique
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu
Dominique, mon bon Père, garde-nous simples et gais
pour annoncer à nos frères, la vie et la vérité.
Dominique, nique, nique
s'en allait tout simplement,
routier, pauvre et chantant.
En tous chemins, en tous lieux,
il ne parle que du Bon Dieu.
Il ne parle que du Bon Dieu.
Sœur Sourire, Dominique (Philips).
*Aunque para muchos puede resultar -comprensiblemente- la composición más irritante de la historia de la música, en casa, incondicionales del camp, tenemos un cariño especial al Dominique de Sœur Sourire -Sor Sonrisa- desde que lo escuchamos por primera vez, hace ya una década, en la radio de nuestro viejo Dodge mientras viajábamos de madrugada por una desierta carretera estadounidense. No ha sido, sin embargo, hasta hace poco que, gracias a una columna de Ramón de España en El Periódico, me he adentrado en la tremenda existencia de Jeannine Deckers, la pobre infeliz que se ocultaba tras un seudónimo que hasta a ella misma se le antojaba risible.
Nacida en Bruselas en 1933, Jeannine ingresó en un convento a los 26 años -según las malas lenguas, obligada por su familia para reconducir su lesbianismo-. Convertida en la hermana Luc-Gabriel, deslumbró a sus compañeras con sus aptitudes musicales, hasta que, instigada por su superiora, acabó grabando Dominique, hagiografía polifónica de Domingo de Guzmán que se convirtió en un éxito mundial de proporciones insospechadas. Los réditos para congregación y discográfica fueron fabulosos; Jeannine, obligada por su voto de pobreza, jamás vio un solo franco.
En 1966 abandonó la Iglesia, desencantada con el inmovilismo imperante, resistente incluso al Concilio Vaticano II. Bajo el nombre de Luc Dominique -fue obligada a renunciar a su antigua marca comercial-, renovó sus temas, con el machismo y el conservadurismo como principales dianas de sus composiciones. Intentó, en suma, la imposible tarea de retomar una carrera que fue dando bandazos hasta que en 1985, arruinada, alcoholizada y sumida en una profunda depresión, acabó suicidándose junto a su pareja Annie Pescher.
En mi cole de los dominicos, había un cura de origen navarro que la tenía, de tanto haber jugado al frontón, enorme y dura (la mano).
El caso es, que el hombre dirigía a su manera las canciones obligatorias de la misa obligatoria de los viernes, y había una canción que decía:
"Ven con nosotros, a caminar, Santa María ven..."
Algunos, a los que ya de pequeños nos gustaba tocar las narices, le pusimos un añadido, y es que después de "santa María ven" le añadimos otro "María" cantado en plan cachondeo, así: Maaaaariaaaaaaa.
El buen cura, de natural bruto, intentó convencernos durante varias jornadas de que el añadido sobraba, y además no era propio de la canción. Nosotros, de lerdos que éramos, nunca llegamos a entender bien eso de que sobraba el añadido, por lo que al final volvía a acabar saliendo.
Un viernes cualquiera, lluvioso, mientras paseaba en medio del pseudo-coro que había intentado formar nuestro navarro cura, le arreó un golpe de frontón, de abajo hacia arriba, a la mandíbula de un compañero que tuvo la desgracia de sentarse a mi lado, pero que estaba más a mano.
Ese fue el fin del añadido, (al menos en su presencia, pues se mantendría muchos años en diversas acampadas ya sin curas). Y dirás que a ti, ¿qué te importa la historia, no?. Y tienes razón, pero por algún motivo me vino a la cabeza al leer tu entrada. Por cierto, también fue el fin del coro.
Veo que es cierto eso de que los colegios religiosos marcan...
Yo por suerte me libré. O por desgracia: igual ahora sería obispo y tendría la vida solucionada :P
Con la fijación que mi Princesa y yo tenemos por las monjas, el posteo es pura provocación...
Entonces te sabrás el chiste del borracho y el "levántate Batman", doy por hecho xDD