Camina conmigo un rato,
un tramo tan sólo,
y hablamos después.
Mira la suela de mis zapatos,
no están gastados,
y me viste correr.
Olvida lo que te enseñaron,
no sirve a mi lado,
qué puedes perder.
Si quieres hacemos un trato,
y si aguantas el paso
no me vuelves a ver.
Camina conmigo adelante,
y dime por dónde debiera seguir.
Es fácil hablar del pasado,
un poco más complicado del porvenir.
Elige el camino correcto,
el camino más corto,
el que creas mejor.
Si quieres hacemos un trato,
y si aguantas el paso,
no me vuelves a ver.
Ven y camina conmigo
o cambiamos de piel.
Ven, y verás que al final
no lo hice tan mal.
Ven y sé fuerte,
y que la suerte no te falte.
Ven y camina conmigo,
o cambiamos de piel.
Camina conmigo,
quiero ser testigo
de lo que sabes hacer.
Que yo no te fallo,
ni te falto al respeto,
y mi palabra es la ley.
Exige lo que me exigiste,
lo que mereciste,
y que nunca te di.
Si quieres cerramos el trato,
y si aguantas el paso,
no me vuelves a ver.
Ven, y camina conmigo,
o cambiamos de piel.
Ven, y verás que al final
no lo hice tan mal.
Ven y sé fuerte,
y que la suerte no te falte.
Ven y camina conmigo
o cambiamos de piel.
Raphael, Sony Music. Original de Enrique Bunbury.
*No es la primera vez -aunque puede que sí la última- que gloso en estas páginas Cerca de ti, el ya legendario trabajo de Raphael que es, desde hace años, uno de mis discos de cabecera -en los últimos tiempos, también de mi señora esposa-. Sin olvidar las perlas de Manuel Alejandro en él contenidas -Procuro olvidarte, Ni tú ni yo-, déjenme hoy, de nuevo, reinvindicar el exceso con el exceso.
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