Dentro de la vulgaridad intrínseca que supone achacar cualquier valor o arrojo a las irradiaciones de la zona genital, el colmo del mal gusto se produce cuando, queriendo alabar a una mujer, se destacan sus
huevos frente a tal o cual situación de entidad. Algún apriorista, así, correrá a lisonjear a
Ana Pastor aludiendo a sus inexistentes gónadas a propósito de su contumaz
tercer grado en TVE a
Mahmud Ahmadineyad, el cómico vocacional -memorable su repetido
gag sobre la dominación sionista de Europa- que rige los destinos de Irán desde hace ya demasiados años. Yo, descendiendo a lo rupestre -no pidan sofisticación a quien no la conoce-, me voy a unir al piropo diciendo que la
Pastor, impecable, actuó ayer con un buen par.
De ovarios, naturalmente.
Por cierto,
Ana, me encantó tu fular. Te sentaba de maravilla.
Bravo, bravo y bravo... Hacía mucho tiempo que no vibraba con la entrevista a un político. Lo malo es que la anécdota del pañuelo sea lo que se recuerde y no el contenido...
Un saludo
Creo que tendremos que esperar a las memorias de Ana para saber a ciencia cierta si el estriptís capilar fue, en verdad, casual o intencionado.
Por lo demás, excelente entrevista de alguien que se perfila como referente. Y si no, al tiempo.
Es un placer recuperarte, Capri. Bienvenido de nuevo a esta tu casa.