Juan y José*

Posted by : Le poinçonneur | 5 abr 2010 | Published in

Juan y José
sentados contra el muro del frontón
hacían planes mientras reponían fuerzas.
Dudaban
entre ir a la escuela o al río a pescar,
cuatro cangrejos para la merienda.
Nadie jamás
vio amigos más unidos que esos dos
que a un tiempo descubrieron
el fuego del licor, el brillo del dinero,
el automóvil, el cine y la mujer.

Tibio era el sol,
ancha la mar
y el mundo aún
por estrenar.

A Juan y a José
se les acabó pronto la niñez
segada con la mies, pisada por los bueyes.
Y mientras José
tomaba los caminos de la mar
el otro le despidió desde el muelle.
Del que se fue
llegaron cartas con olor a ron
cargadas de promesas
que Juan leía mientras ponían la mesa
y releía sin prisa en el café.

Caña dulce,
mamey colorao,
verde la palma,
blanca la garza,
con un ojo abierto, en la charca,
vigila el caimán.

Cómo puedes conformarte, Juan
con un solo cielo si hay toda una América
del otro lado del mar.

José viajó
de las Antillas a la Cruz del Sur,
huaquero en Fundación, buhonero en la Puna,
cafisho
en un quilombo flotante en el Paraná,
con los años llegó a hacer fortuna.
Juan se quedó
trabajando la tierra y se casó
con su novia de siempre.
Después los años discurrieron mansamente...
Frío en invierno y en verano calor.

Tibio era el sol
los días que
llegaban cartas
de José.

Juan y José
volvieron a encontrarse en el frontón
medio siglo después,
y como si tal cosa
Juan preguntó: "¿A cuál le vas... azul o colorao...?",
y respondió el indiano: "Al que vaya a esa moza...
Qué cosas, Juan,
tanto rodar y estamos otra vez
en donde lo dejamos...".
"Pero a ti, Pepe, que te quiten lo bailado...
Y gracias, Pepe, por llevarme a bailar."

Caña dulce,
mamey colorao.
Tú cabalgabas
y yo iba a la grupa
en las largas tardes junto a la estufa
del viejo café.

Con las alas de tus cartas, José,
atravesé todos los cielos de América,
contigo,
¡amigo!

Joan Manuel Serrat, Utopía. Sony-BMG, 1992.

*Mi amigo X -la intimidad ajena, lo primero- fue mi compañero de fatigas en la difícil etapa del tránsito de la adolescencia a la primera juventud. Juntos, compartimos confidencias, abrazos, pasiones -el Barça, las faldas-, atracones de comida basura, borracheras memorables y accidentadas sesiones onanistas frente a filmes porno de tercera categoría -aún hoy, ostenta el dudoso honor de ser el único individuo de mi propio sexo sobre el que he eyaculado-.

Algún aventurado podría llegar a decir que nos quisimos como hermanos. Una tarde, escuchando esta canción del divino Serrat, X y yo nos prometimos amistad de por vida. Como es natural, esa misma vida fue la que, al poco tiempo, acabó llevándonos por caminos contrapuestos.

(5) Comments

  1. Blue said...

    Me ha gustado esta pequeña historia.
    A ver si alguna vez estáis donde* lo dejasteis.

    Saludos.

    *¿Existirá ese lugar?

    5 de abril de 2010, 16:13
  2. Le poinçonneur said...

    Pues no sé si existirá, Blue. No soy mucho de segundas partes, pero chi lo sa...

    MUAKS.

    6 de abril de 2010, 3:04
  3. troyana said...

    Hay que ver la cantidad de promesas que hacemos y nos hacen y la vida se encarga de traicionar,esas amistades en las que lo dabas todo y que se han ido quedando por el camino...intento pensar,no sé si a modo de consuelo,que nada fué tiempo perdido,que todo y tod@s contribuyeron para ser quienes somos hoy.
    Bsos

    6 de abril de 2010, 14:01
  4. Alex said...

    La auténtica amistad nace de las risas y las lágrimas (y en tu caso del semen, ya veo). Muta, el tiempo y la distancia se encargan de ello, pero no desaparece. No lo creo. Mi único amigo (no creo que se pueda presumir de más de dos o tres a lo largo de la vida) se marchó hace tiempo. Fue un día como hoy, casualmente. Un seis de abril.

    Los caminos convergen a veces. No pierdas la esperanza de que ocurra.

    6 de abril de 2010, 17:28
  5. Le poinçonneur said...

    *Troyana, tienes toda la razón. Mi par de años de amistad con X fueron inolvidables. Podría tirar de él a golpe de Facebook, pero la nostalgia es una droga de la que no conviene abusar.

    MUAKS.

    *Álex, también estoy de acuerdo contigo. Cuando se llega al tuétano de una persona, se le conoce para toda la vida, sea para bien o para mal.

    Espero, en cualquier caso, que tu amigo, a buen seguro, un tipo excelente -dime con quién andas y te diré quién eres- sea feliz allí donde esté.

    Abrazos.

    6 de abril de 2010, 19:35